viernes, 25 de septiembre de 2009

LA UTOPÍA DE LA PAZ

“El amor es como las mariposas,
si tratas de alcanzarlas desesperadamente,
se alejan; pero si te quedas quieto,
se posan sobre ti”.

Rabindranath Tagore


¡Que utopía!
Tantos sueños fallidos
esperanzas extraviadas en el ciclo de la espera
ilusiones haciendo turno
para ser soñadas en el triste sueño de la nada,
búsqueda desesperada a fin de alcanzar
a esa mariposa de extraño color,
de sabor amargo unas veces,
de sutil aroma otras tantas.

El amor, como las mariposas de la paz
huye desesperadamente del sicario de la guerra
que la atrapa con la red bélica del odio,
la encadena con los eslabones de la indiferencia
e intolerancia fraterna.

El amor por el prójimo más próximo
se hunde en el gélido lago del dolor
porque ya no hay amor para el hermano,
para quien nos acompaña en este tren,
en el viaje de la gran hermandad universal.

Mi dolor por la vigencia de la guerra
es el mismo dolor que siente el mundo ,
que poco o casi nada, hace por derrotarla,
pues parece que la guerra es el evangelio del Imperio
y la paz, es la más divina utopía soñada.

Sin embargo, ante esta magna tragedia que estamos soportando
con el estoicismo de un bosque en llamas,
yo permaneceré de pie en pro de la paz como la colosal cúpula de Hiroshima
que aún está incólume desde ese infausto agosto de 1945, cuando otro ser humano igual que tú y yo, dio la nefasta orden de estallar la primera bomba atómica en el mundo.

martes, 15 de septiembre de 2009

SÓLO UNA COSA ES IMPORTANTE

Hay ilusiones que se derrumban como un castillo de arena barrido por el viento, y eso, no es importante.

Hay personas que te lastiman cuando te dicen, “yo ya no te quiero”, y esa frase, aunque vulnera tus sentimientos, no es importante.

Hay cosas que haces con esmero, te llevan al éxito y te colman de triunfos, y eso, no es importante.

También en tu vida, hubo personas que te esperaron, que te llamaron, que te escribieron, pero tú no tuviste tiempo para compartir un café con ellas, y eso, no fue importante, porque tenías tanta prisa, que las dejaste en el olvido.

Igualmente hubo un día, un día de hermoso arco iris, que alguien llegó a tu vida a quien tú creíste especial, y compartiste tu cuerpo y tu amor con esa persona, te enamoraste cual jamás, y esa persona, te abandonó, y lo que entonces fue para ti un día de hermoso arco iris, se convirtió en mil noches de terribles tormentas, tedio y tinieblas, y eso no fue importante.

Hubo atardeceres, crepúsculos, auroras, noches de plenilunio que compartiste con amigos que pasaron por tu vida, y eso, tampoco fue importante.

Te sorprendió la fortuna, fuiste feliz por esos días, te regocijaste en los placeres que te deparó el destino, y eso, no fue importante.

Te enteraste por la llamada de un amigo, que una de esas personas que te esperó, que te llamó, que te escribió, había fallecido, pero tampoco tuviste tiempo para asistir a su sepelio en ese instante postrero, y eso, no fue importante.

Recuerda entonces que las cosas anteriores, jamás fueron importantes, ni tú con toda tu fortuna, con tus atardeceres y placeres, ni siquiera con lo que hiciste con esmero y te llenó de júbilo, ni mucho menos quien te abandonó. Nada de eso fue importante.
“Lo más importante para ti en la vida, es y será por siempre, los momentos que dediques a cultivar una amistad sincera”, sin que la prisa y todo lo urgente que tengas por hacer, te haga esclavo del tiempo, y no te deje vivir.

martes, 8 de septiembre de 2009

FUISTE AMOR PERO JAMÁS OLVIDO

Es tan corto el amor,
y es tan largo el olvido.

Pablo Neruda


El olvido fue más largo que el delirio de amarte,
porque sólo te amé una noche, corta como un latido
fugaz como un suspiro.
Si te hubiera amado mil noches,
tal vez el olvido hubiese sido
el destello instantáneo de una luciérnaga
que vuela por las tinieblas de la incertidumbre,
pero no, aún recuerdo no sólo
el tálamo de arena de la playa
donde te amé,
sino que también evoco la sombra
de tu cuerpo iluminado por los luceros
que tímidos titilaban
en el fondo de la noche profunda,
coronada con el pálido espejo de la luna.
Tú partirías al amanecer, eso me dijiste,
sin embargo, el delirio de amarte
era más urgente que la ilusión de no tenerte,
pero te tuve en mi regazo
y me tuviste en tus brazos.
La noche se dilató entonces
para ceder paso al deseo,
para redimir el placer
y así, envuelto los dos
en sábanas de arena
las espumas de las olas
fueron borrando los instantes,
la oscuridad de la noche.
Llegó la aurora
y con ella tu partida,
y yo me quedé solo en la playa
viendo cómo se apagaban los tímidos luceros
de aquella noche que fuiste amor,
pero jamás olvido.