martes, 26 de octubre de 2010

AMOR Y RÍO

Qué esperanza anhela el río si sus aguas se van
y con ellas, también se va él,
porque el río solo,
sólo es agua viejera
recuerdos revueltos en espumas
que naufragan en la memoria de la piedra del olvido
que el río pule con lágrimas de lluvia cuando pasa.
Y así como el río pasa con el capricho de volver
ya no será el mismo como tu caprichoso amor
que dijo que volvía siendo otro.
¿Qué sueña entonces tu amor,
si sus ilusiones peregrinas
como el río, cambia de curso para desembocar en otro mar?
Mas cuando tu amor como el río, desemboque en esas aguas de sal
el mío llegará a un lago de aguas duces
regado con las lágrimas de la lluvia de la esperanza
que anhelaba el río
para volver amar.

domingo, 17 de octubre de 2010

UNA VIOLETA PARA UN POETA

¿Quién deshojará violetas
en mi tumulto de poeta?

Vinicius de Moraes






Cuando el poeta duerma
ese otro sueño que se llama muerte
en la larga noche de la eterna tiniebla
y ya su último sol caiga con el crepúsculo
y en el horizonte su estrella se apague,
¿quién deshojará las violetas en su funeral?
¿Qué amigos lo acompañarán para leer
sus versos de adioses?
Se oirá una canción de nostalgia,
un lamento gris en la tarde lluviosa,
y la rosa
o la violeta
ha de ser para el poeta,
flor deshojada como otro cisne que voló
el vuelo más alto sin retorno,
sin la fantasía de esa dulce ilusión
que se llamaba vida.

miércoles, 6 de octubre de 2010

UNA SOMBRA ENCIMA DEL SEMÁFORO

Encima de un semáforo hay una sombra como un invierno en suspenso,
la nube de una lluvia por caer lenta y silente sobre la ciudad.
Yo aguardo el cambio de luz al verde esperanza
para verme en el horizonte de tus ojos,
mas el rojo del centinela electrónico me detiene igual que el aguacero.
Y no sólo hay charcos en la vía, sino abismos grises en la bóveda celeste
e indigentes famélicos alrededor del semáforo ahogados en posos de hambre
y taciturnas meretrices embriagadas de sueño y trasnocho,
porque el semáforo se quedó en verde, pero ya sin esperanza,
y ningún hombre se detiene,
para comprar un amor furtivo y hacerlo bajo la lluvia.
También están los trapisondistas, los orates, los contusos,
los que andan en el rebusque cotidiano, igualmente está el sicario
esperando que el semáforo cambie de nuevo al rojo para matar,
y así, conseguir su sustento diario.
Así estamos todos en esta aldea remota, nadando en los espejos de estos charcos,
coda uno desarrollando su rol en el gran teatro de la vida
done el verde de la esperanza se fue del semáforo.
Más yo esperaré que regrese ese verde de pradera
para verme en el horizonte de tus ojos y contemplar contigo
el parto de un nuevo sol.