IN
MEMORIAM
La memoria del
corazón elimina los malos recuerdos
y magnifica los
buenos, y gracias a ese artificio,
logramos
sobrellevar el pasado.
Gabriel García
Márquez
Ese jueves ahora
dos veces santo, primero por la muerte del hijo de Dios, y segundo, por la
muerte de Gabo Magno.
Yo estaba
distraído viendo una película bíblica con ocasión de la Semana Santa, cuando
subió a la alcoba, Luchy, mi compañera de vida, me dijo, “acaba de morir Gabo.
Le dije, “¿te acuerdas que te había anunciado esa muerte?”, me dijo “Sí”. Y no
es que yo sea profeta ni clarividente, sino que ya él, como cualquier mortal,
vivía sus días finales, para montarse en el pódium de la inmortalidad.
Luchy me lo dijo
con voz trémula, casi llorando, porque ella también es de Aracataca. Me dijo
que la víspera de la muerte de García Márquez, vio el fantasma de su sombra que
pasó como una estrella fugaz recogiendo sus pasos por las calles polvorientas
de Macondo.
No sólo me
consternó la infausta noticia de su muerte como una mala hora, sino que me
quedé cavilando con la intensión de escribir algo para él, y recordarlo así
hasta donde me alcance la vida.
Sentí esa
necesidad como poeta que soy, y que gran parte de mi verso y mi prosa, se la
debo a él. Por eso, me desperté el Viernes Santo muy temprano a fin de rendirle
un humilde y sentido homenaje post mortem, escribiéndole el poema, A LA MEMORIA
DE UN MAGO.