miércoles, 20 de julio de 2016

EPITAFIO PARA UN AMOR OLVIDADO




Los suspiros son aire y van
al aire. Las lágrimas
son agua y van al mar.
Dime mujer; cuando el
amor se olvida,
¿sabes a dónde va?

Gustavo Adolfo Bécquer

Tu amor como un suspiro
se diluyó en el aire y fue
al profundo abismo del olvido.

Mas mi amor por ti
aún sigue igual que la sempiterna rosa náutica
orientando mis lágrimas en el mar.
Fueron tantas lunas
que tanto te amé sobre el tapiz de flores
que todavía recuerdo el perfume de tu piel
y el aroma de las buganvilias.

Hoy añoro la noche del plenilunio
más fulgente contigo jamás vivido.
Aquí yace sepultado un amor que no supe a dónde fue.

viernes, 15 de julio de 2016

EL CAMINO DE LA NOSTALGIA



Tienes razón “el camino es angosto”
y difícil la entrada;
y pocos son los que llegan. (…)
Emily Dickinson

El camino de la nostalgia
ha sido el sendero de mi vida
por el que he transitado como peregrino
de un recuerdo angosto de difícil entrada.
Mi infancia tardía dejó en mí
el sabor amargo del abandono,
niñez llena de recuerdos bajo la sombra
de la madre que me abandona, que se va…
Melancolía en el pensamiento
llanto en la memoria
dolor y olvido
recuerdo fallido.
Hijo que también me abandona,
pero hija que está ahí como una luz
que alumbra mi camino de difícil entrada
porque el camino es angosto.
Me voy con mi poema melancólico
fértil, plácido.
Me voy con la saudade del caminante
que deja una huella  en la distancia.

lunes, 4 de julio de 2016

DESMESURA



Por las ventana de tus ojos de efigie
aflora un torbellino de desierto
como una hojarasca que lleva el cierzo.
El cáncer de tu mirada se desgrana por tu cuerpo
buscando el fondo de tu vientre,
la metástasis carcome tu belleza,
ahora eres el despojo de un cadáver
que deambula por el ombligo del limbo,
perdida en el laberinto del infierno.
Estás encadenada como Prometeo
lanzada por Zeus al suplicio eterno 
el buitre come tus vísceras,
tu dolor es gélido como un iceberg
no hay salvación, sólo olvido en el ayer.
La desmesura sepulta el pasado
de la soga pende el ahorcado,
soy yo que también estoy condenado
al suplicio álgido de vivir encadenado
a una muerte constante,
a un sueño delirante
como un vértice en mis vísceras
comidas por el mismo buitre
a otro poeta maldito que muere.