martes, 11 de mayo de 2010

MI FUNERAL

En la muerte de cada noche que se llama sueño, me soñé muerto.
Me vi de cuerpo entero en el espejo de la vida que había vivido,
y no me importó que el olvido sepultara mis huesos,
“ellos irán incólumes a la eternidad”, pensé soñando.
En mi funeral, vi a mis amigos y a los que nunca lo fueron,
los vi en el sueño que soñaba,
los vi en torno al féretro antes de que me dejaran en el fondo de la fosa.
Mis amigos decían, “que descanse en la paz del Señor.”
Otros amigos decían, “era poeta”, mas yo pensé soñándome muerto, “soy mortal,
pero mis poemas me harán inmortal, y desde ahí, viviré por siempre.”
Y soñándome muerto, abrí la puerta del afecto para que entraran mis amigos
y leyeran mis poemas póstumos.
Soñándome muerto, recorrí el camino de Santiago, como si yo fuese el peregrino que caminaba.
Soñándome muerto, pasé la puerta de Alcalá, mas no era tan grande como lo es la humilde
puerta del afecto, que he dejado abierta a fin de cerrar distancias.
Soñándome muerto, escuché en la profundidad del sueño, los arpegios melancólicos de una
triste guitarra que lloraba. Era el llanto de nostalgia de mi alma, que viajaba más allá de los
linderos de las brumas de un mar azul, diáfano y terso, en el que dejé mi último verso.
Soñándome muerto, escuché los violines de júbilo y el canto de los pájaros de la primavera
de las cuatro estaciones de Vivaldi. Vi las flores del color del cielo, y el azul del mar era más intenso que el azul fundamental del cobalto.
El invierno era más gélido que en todos los diciembres. El inclemente frío calcinó mis huesos que el olvido había sepultado.
El verano fue efímero y fugaz como el canto de Fénix antes de incendiarse.
Y el otoño, era aún más frágil que el cristal, parecía una vida en epílogo, y ya al filo de la
vigilia, en la muerte de cada noche que se llama sueño, pasó página por página la historia de mi vida, mi evangelio.

martes, 4 de mayo de 2010

POBREZA

La pobreza no es culpa de Dios ni de los ricos,
es una actitud de conformismo, es como el pordiosero
que puede morir con muchas riquezas
pero siempre vivió de manera miserable.
Salvador Cervantes


Entonces dijeron, “bienaventurados los pobres
porque de ellos será el reino de los cielos…”
y no sólo no han podido entrar a los cielos,
sino que deambulan como sonámbulos
por el infierno de la miseria, y agonizan en el reino de la soledad.
¡Que terrible desgracia!, porque la pobreza, es peor que la muerte,
y ante el altar del olvido, los pobres rezan el evangelio de su dolor,
y como “la más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado”,
nadie los ama, pero los quieren, si, los quieren ver muertos de hambre
con el salario de miseria que les pagan los que todo lo pueden, los que todo lo tienen.
Los pobres, que viven con la ilusión del reino de los cielos,
que sueñan con paraísos más allá de las fronteras de lo verosímil, creen en Dios,
pero Dios ni cree ni sabe que ellos existen,
porque Dios es un diabólico invento de los ricos.

domingo, 2 de mayo de 2010

ARTE POÉTICA

“Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.”

Dibujar en un lienzo una mujer hermosa y altiva
de cabellos blondos en cascada con cuerpo de pez.
Componer música de arco iris bajo la lluvia sensitiva
o ver volar golondrinas en invierno una y otra vez.
Y pensar que bajo el lago celeste de las luciérnagas titilantes,
la espina del amor nos cobija con su corona en la oscura noche.
Sentirse herido por esa espina, y suspirar en los espejismos de ese amor
como náufrago en el desierto de las horas, como nauta sin mar en la misma noche.
El viento que pasa y gira parece un sol que avanza
el viento es otro sol siendo el mismo como el río
en el que una mariposa navega una tarde de estío
que vuelve en cada aurora como la esperanza.
Rimbaud pasó una temporada en el infierno
sentó la belleza en sus rodillas y la sintió amarga
y cuenta que vio a Ofelia, blanca y pálida como un fantasma,
ahogarse en el río. Los nenúfares heridos suspiraban a su alrededor.
Tal es el arte, porque el poeta es al pintor como la palabra al color.