martes, 19 de junio de 2012

FANGO SOBRE LA HIERBA (Anti-Poema)

La hierba es el mundo, y el fango,
toda la porquería que vierten sobre ella
los poderes financieros y mediáticos
como fusiles patéticos que vomitan
invasiones,
bombardeos a países fuera de su órbita
y asesinatos de presidentes progresistas.
Satán es el Banco Privado de la Reserva Federal,
él es quien defeca sobre la cándida hierba.
Satán, propietario de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) y de la CIA (escuela de terroristas), igualmente es dueño de las Naciones Unidas y de la OTAN.
Ahora, las mariposas se ahogan en ríos de sangre.
Para Satán la sangre no vale
la paz no es válida
sólo la guerra
el amor no sirve
sirve el odio que siembra la mafia del poder, Satán,
en el terreno fértil
donde crece la hierba.
Ni el dolor ni la angustia de la hierba
son justicia porque la “justicia” es otra falacia
una ironía adversa, fallida
engañosa
como una cuerda de piano partida
por Drones, verdugos metálicos del Imperio cobarde
que ataca por la espalda con la cimitarra de la traición.
Los dueños proclives del Banco Privado de la Reserva Federal, Satán,
son los que declaran guerras
financian atentados (Torres Gemelas, atentado en Londres,
atentado en Madrid).
Estos canallas, asesinan presidentes (Salvador Allende, Jaime Roldos, Omar Torrijos, Kennedy y otros).
Pero Satán se ahogará más temprano que tarde
en su propio fango
en su propio estiércol,
porque no hay peor ni más infame terrorismo,
que la proclive y nefasta
dictadura democrática norteamericana,
que ha de fenecer para siempre.
Entonces la hierba crecerá
como sonido vertiginoso que galopa
en el aire abierto de una ventana
que gira en la rueda de los siglos
en busca de un vértice del pensamiento
incrustado en los surcos de un cerebro
suspendido
decantado
razonando en el vano de la ventana
igual que una hipérbole dibujada en un pentagrama
o en un plano cartesiano en el cual no hay coordenadas ni en X ni en Y ni en Z.
No hay dimensión, todo es llano.

miércoles, 13 de junio de 2012

AL FINAL DE MIS DÍAS

Si toda vida va inevitablemente hacia su fin,
debemos durante la nuestra,
colorearlo con nuestros colores de amor y de esperanza.

Marco Chagall


Al final de mis días
inexorablemente llegará mi noche,
noche eterna en la cual no veré el siguiente sol.
Todo habrá terminado para mí.
Será el fin del dolor que me causó la angustia de mi pueblo
desangrándose en una guerra secular
donde ni el sicario ni el delincuente común
ni el soldado ni el general
ni el guerrillero ni el comandante
ni el cura ni el cardenal ni el presidente
ganarán, porque sus vidas, nunca
la colorearon con el color del amor y la esperanza.
El rojo de la sangre y el negro de la muerte
son los colores de una colosal bandera
que flamea como trofeo de paz
en la fosa común de mi pueblo.