Allá, donde termina el sendero del olvido
dejé una lágrima, una flor y mi criterio
taciturno caminaba hacia el cementerio
para sepultar de tu amor el recuerdo perdido.
Fueron frágiles noches que con desmesura te
amé,
ahora bajo una fúlgida luna mi nostalgia
afronto,
sin nunca saber por qué así, de mí mismo me
olvidé
todo te lo di, mas sé que he de recuperarme
pronto.
Desde lo hondo y más profundo de mi corazón
emerge la sutil melancolía de un amor fallido
ya más nunca evocaré otro recuerdo perdido
porque no quiero volver a perder la razón.
Que la felicidad en tu nuevo camino te
alcance
por siempre jamás, y que en un gélido
invierno
tu alma veleidosa no caiga en el tétrico
infierno
para que tu espíritu se libre de un fatal
percance.
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