viernes, 23 de diciembre de 2011

EL CRUCERO DE MI VIDA

Cuando comencé el viaje en el crucero de mi vida (nacimiento),
mi equipaje era ligero, sólo llevaba el llanto con el cual llamaba la atención a los que me rodeaban.
En ese crucero se iban embarcando otras personas que comencé a conocer
a medida que crecía, en la misma medida, iba incluyendo en mi equipaje recuerdos felices de la infancia que se volvieron nostalgia.
Ya en la adolescencia, en el hermoso puerto de la primavera, se embarcó en el crucero de mi vida, una muchacha de ojos de cielo, y tuve entonces que incluir en mi equipaje el dolor, porque fue mi primer amor que se marchitó.
Ahora, en este largo viaje que aún sigue en tránsito, llevo en mi equipaje el llanto, el recuerdo, la nostalgia y el dolor, pero también llevo la alegría y la felicidad, porque con ellas, he podido sacar de mi equipaje el dolor que he dejado en el puerto del olvido.
Todavía conservo en mi equipaje el recuerdo del inalienable amor de aquellos, que por mucho tiempo me acompañaron en el crucero de mi vida, pero que por el inexorable mandato de la vida misma, ahora no están conmigo, porque navegan en otra dimensión, yacen en el puerto de la eternidad en el cual yo también iré a esa dimensión por siempre a navegar.

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