viernes, 29 de marzo de 2013

LA HORA CERO DEL ESPANTO


 

Tal vez yo sea salvaje y no entienda como dice el Gran Jefe indio Seattle de la tribu Suwamish de los Estados Unidos, en una carta que responde al Gran Jefe “blanco” de Washington en 1855. En la carta el Jefe Seattle, dice que él no entiende como se pueda comprar la tierra en la que entonces, él y su tribu vivían. Pero ya no se trata de comprar, sino de usurpar e invadir territorios que no le pertenecen al Gran Jefe “negro” de Washington de ahora, de estos tiempos de guerra contra los países que no obedecen su doctrina de terror como lo son Venezuela, Irán, Corea del Norte, Siria y otros países no alineados a las políticas imperiales de los EE.UU.

Y digo que tal vez yo también sea salvaje y no entienda como los animales que no han sido domesticados, porque no me cabe en el pensamiento, en el raciocinio, cómo un ser humano que se dice “civilizado”, pueda albergar tanto delirio de grandeza, odio y rencor contra su prójimo, y es que el Gran jefe “negro” de Washington,  que obedece a la élite que gobierna el Imperio Yanqui, ha cruzado la línea roja del peligro, la frágil frontera de la paz, haciendo maniobras y ejercicios militares con Corea del Sur, poniendo así en contingencia inminente de que suceda la gran hecatombe mundial, el apocalíptico espanto que arrasaría al planeta, porque Corea del Norte ha lanzado la amenaza colosal, el cataclismo nuclear, si los EE.UU. de Norteamérica, cruza su espacio aéreo con sus bombarderos invisibles que cargan las bombas del espanto.

Corea del Norte ya dio la orden a sus Fuerzas Armadas, con su líder a la cabeza, Kim Jong-un, que dirijan sus misiles balísticos continentales cargados con ojivas nucleares a objetivos en territorio estadunidense y en sus bases militares en Japón y en otras adyacentes a la península coreana.

El mundo está pendiente y atónito a la espera de la hora cero del espanto, sin embargo, creo que el Gran jefe “negro” de Washington, tendrá que pensar más de una vez, si es que “piensa”, en cruzar la línea de advertencia que de manera categórica e irrevocable ha dicho el Gran Jefe “amarillo” de Corea del Norte, Kim Jong-un.    

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