Era la primavera
los rosales en parto
parían capullos
que adornaban
un corazón a la vera
del camino de
nuestras vida.
Un vals se oía a lo
lejos
como evocando en el
tiempo
el camino que juntos
recorrimos
cuando entendimos
que la felicidad nos
duró un instante
y el dolor de
apartarnos del camino
aún pervive en el tiempo de ese vals.
Viviré gastando
ilusiones
quemando realidades
cruzando fronteras
que me separan de ti
pero un día volverás
de las cenizas
del incendio de ese
amor
ya calcinado como
escombros
de aerolitos en fuga
que caen al mar.
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