Déjame alucinar con el horizonte de los sueños.
Hernán Vargascarreño
Llegaste en el crepúsculo de mi vida
y tu luz iluminó las sombras
de un estío en atardecer,
y en el horizonte de mis sueños fallidos
aluciné con el fulgor de tus ojos radiantes
como el resplandor de los espejismos.
Tu amor me libera nostalgias,
esas oscuras melancolías
que entristecían mi espíritu
en taciturnas noches de congoja.
Tu ternura me arranca lejanías,
esos aplastamientos sórdidos del alma
que en días lúgubres de dolor entonces sentí.
Ahora, tu amor me inspira amarte
con la profundidad de un precipicio
con la fuerza de un mar en furia
y con la intensidad vertiginosa de un huracán.
Por eso, este madrigal como el interludio
de la más bella sinfonía,
es el ramillete de versos que poeta alguno
haya hecho para ti.
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