martes, 29 de mayo de 2012

LA MUJER QUE SOÑABA DESPIERTA A LAS TRES DE LA TARDE

Todos los días a las tres de la tarde, hora en que mataron a Lola, una mujer cuya fealdad espantaba a los fantasmas, soñaba despierta que había ganado una inmensa fortuna. Su cuerpo era hermoso, pero su rostro feo. Tanto los brazos como las piernas eran de una belleza dórica. Lo más hermoso que tenía por lo cual todos los hombres se enamoraban de ella hasta perder la razón, era su voluptuoso Monte de Venus. Era un pubis de durazno tierno con sabor a nostalgia, porque la vez en que yo la amé, quedé con una larga melancolía de volver a sus amores, pero más nunca la vi. Comencé a sentir una tristeza de huérfano por su recuerdo presente en mi memoria, porque sus senos eran como nieve impoluta, y de pezones rosados de una tersura de seda.
La soñadora en vigilia, una tarde en la que el sol estaba triste, soñó que iba caminando por un bosque cuyos árboles tenían en cambio de hojas, billetes que caían al suelo formando un tapiz. Esa tarde nublada recogió los billetes como recoger hojas secas de otoño, los metió en un canasto que llevaba consigo, y se fue a su casa con el canasto lleno de hojas. Ella acumuló tanto dinero de fantasía que se convirtió en la mujer más codiciada del mundo, no tanto por sus atributos naturales ni por su riqueza surgida de su imaginación, sino por los amores que brindaba sin egoísmo, sin esperar nada a cambio, sólo por complacer a los hombres para así, sentirse amada de alguna manera aunque a cada hombre que la amaba por placer y ella por amor, le regalaba un millón de hojas cual billetes de fantasía, que recogía del suelo de sus sueños en cada otoño.
Un desafortunado día de invierno a la misma hora en que mataron a Lola, la soñadora despertó de su letargo. Murió a las tres de la tarde sin entender jamás por qué los hombres la amaban sólo por placer, inclusive yo, ni por qué regalaba sus billetes aunque fusen de fantasía, y bridaba sus amores únicamente para sentirse amada por un instante y padecer el innecesario sufrimiento del desamor toda la vida, porque ella nunca fue feliz.

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