Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Miguel Hernández
Tus pasos por el Parnaso
son y serán por siempre
las huellas indelebles que poeta alguno,
romancero de ausencias,
ha dejado en el sendero luminoso
de las letras castellanas
desde Orihuela hasta Alicante.
Tu condena a muerte
no melló tu risa,
volaste con las alas líricas de la libertad
te quitó soledades
y te arrancó cárceles.
¿Qué infame tormenta arrastró tu vida
a oscuros abismos aquella lúgubre mañana de marzo?
¿Qué estigma dejaste marcado en las cenizas del olvido?
Sólo sé que tu niño dormía en la cuna del hambre
y con sangre de cebolla se alimentaba.
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