Hay dos maneras de
difundir la luz,
ser la lámpara que la
emite,
o el espejo que la
refleja.
Lin Yutang
He difundido mi luz a través del espejo de la
poesía,
porque en ella me miro.
Mi luz a periodos más o menos próximos,
es diáfana como el cuarzo
o difusa cual la musa que me inspira cada
día.
Cuando avanzo dentro del espejo
entro en esa virtual e incierta realdad
y en lontananza, veo que el mundo se debate
más allá del dolor y la miseria.
Subo entonces a mi torre de marfil
y desde allí, contemplo el horror de la
guerra,
el látigo del hambre
que azota inclemente al combatiente.
La débil paloma de la esperanza
muere ensangrentada colgada
de la cruz del martirio.
Mi voz no se escucha
porque se ahoga en las lágrimas de esta
plegaria.
Y aunque sigua la guerra
mi luz ha de iluminar el sombrío jardín
donde reposan los restos de la paloma.
A veces quiero salir del espejo
pero siento temor volver a la realidad
en la que ya lo virtual no existe
fueron los espejismos del pasado
vueltos nostalgias en poesía.
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