viernes, 18 de abril de 2014

A LA MEMORIA DE UN MAGO

Hizo de la realidad la más extraordinaria magia.
Como mago y prestidigitador de palabras
tuvo la visón anticipada que una aldea remota,
o la ciudad de los espejismos,
extraviada de la mano de sus dioses
en los suburbios del universo
sería desterrada de la memoria de los hombres
y arrasada por la hojarasca de la desgracia y el olvido
cuando el último de la estirpe, Aureliano Buendía,
descifrara la mágica realidad de su destino.
La cándida Eréndira y hasta su abuela desalmada
lloran a Gabo, El Mago.  
El general se quedó solo y triste en su laberinto,
el coronel jamás recibió cartas,
el patriarca siguió con su despotismo
gobernando de facto en el continente,
Florentino Ariza y Fermina Daza, aun vive su amor
Y la ciudad de los espejismos, Macondo,
sigue alucinando y sumida
en su siglo de soledad.

 

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