domingo, 26 de abril de 2015

POR EL CAMINO DE LAS FLORES

Cuando el dolor se convierte en canción,
las flores  cantan como cisne que muere.

Carlos Segundo Quiroz Quintero


Todas las mañanas
un mozo de cabellos blondos,
ensortijados,
pasaba por el camino de las flores.
Veía a una campesina en la ventana
de una humilde choza que lo miraba,
era como una diosa de los tiempos mitológicos griegos,
cuya belleza no parecía verosímil.
Él sólo la miraba al pasar,
no se atrevía a decirle ni un saludo.
Los días pasaban igual que pasaba el río
que se interponía entre el camino y la choza.
Sus cabellos blondos y ensortijados de entonces,
se tornaron de ceniza,
igual que los de ella.
Un día de tantos días,
tras años de pasar por el camino de las flores,
él cruzó el puente, estaba decidido a hablar con ella.
Ya caminaba encorvado, con bastón,
lo acompañaba un lazarillo,
cargaba sobre sus hombros
la nostalgia de la juventud.
La ventana estaba abierta como siempre,
pero no estaba ella.
Ese día, las flores cantaron.





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