viernes, 10 de junio de 2011

CARTA PARA UNA ADOLESCENTE

A medida que crezcas y aprendas, esforzándote y buscando, es muy importante que persigas tus propios intereses y que nada te retenga.
Te llevará tiempo comprenderte a ti mismo de manera cabal y descubrir lo que quieres en la vida.
A medida que crezcas y aprendas, esforzándote y buscando, se que los pasos que des en esta travesía te conducirán por el camino correcto.

Susan Polls Shutz


Carolina del Mar, hoy te escribe el poeta que soy. Te escribo esta carta con esa sensibilidad que nació conmigo, te escribo con el amor que siento por las cosas bellas de la vida y tú eres la joya más bella y más preciada que la vida me ha otorgado, pero se muy bien que un día también partirás como lo hice yo, porque los “hijos no son vuestros hijos, son los hijos de los hijos de la vida.”
Cuando te miro, me veo retratado en ti, cuando te escucho, oigo mi voz, oigo un lamento triste que vibra en mis oídos con melancolía, porque comprendo el rigor de los bemoles de la etapa que estás viviendo y que todos hemos vivido.
Por eso, cuando sientas en tu alma de niña humana y sencilla que sangran las heridas que la vida ha causado en ti, y yo hago parte de ello por haber vulnerado tu corazón sólo por soberbia, cuando sientas el dolor que produce no hallar consuelo por la desesperanza y la desdicha que producen los sinsabores que a veces se padecen en la vida, cuenta conmigo, cuenta con tu padre, él también llora contigo aunque tú no lo veas llorar, él también sufre los rigores que a veces depara el destino, esas adversidades de la vida que obligan entonces al espíritu a superar los difíciles momentos del diario vivir, y nos hace crecer como personas, porque los fracasos no son otra cosa que triunfos por alcanzar para emprender el camino del éxito.
Por todas estas cosas que han sucedido entre nosotros, por los motivos que hayan sido, no importa cuales, tuyos o míos, he comprendido que no es fácil ser papá. Se aprende con los hijos, y tú me has enseñado con tu humildad tan difícil labor.
Ahora te pido dispenses mi intolerancia y mis desafueros para contigo. Yo perdoné a mi padre por su intolerancia conmigo cuando fui adolescente, por el mal trato que muchas veces recibí sin siquiera saber por qué, pero entendí que mi abuelo también fue así con él. Es algo generacional que viene de muy atrás, es una cadena que hay que partirle el eslabón de la intolerancia, ese nefasto paradigma con el cual debemos terminar, y lanzarlo al abismo del olvido y borrarlo con la pócima del amor, y perdonar como tú y yo lo hemos hecho. Perdonar a aquellos que de una u otra manera, conciente o inconcientemente, han hecho esa programación negativa desde nuestra infancia, porque quizá con ellos también hicieron lo mismo.
Tú eres mi niña bonita con tu carita preciosa, eres la joya más hermosa que el orfebre del universo creó.
Tú has de trascender y superar todas las adversidades y sueños fallidos que yo no pude lograr en mi adolescencia, fueron sólo sueños que quedaron soñados, sin embargo, mi sueño fue siempre escribir, y ahora lo he hecho realidad. Por eso, jamás renuncies a tus sueños, ellos te harán libre.

Carolina del Mar, eres una persona en formación, y eres grande como el mar de tu nombre de verso, eres el poema más hermoso que poeta alguno haya escrito. Llevas en ti la nobleza como la mejor de las virtudes, y también la humildad de la líder que eres. Tú sabes que la líder forja su mañana, deja atrás las noches funestas, los días aciagos. Como líder que eres, llevas en tu corazón por siempre el amor que nació contigo. Tú sabes perdonar y perdonarte a ti misma por tus fallos.
Ahora el poeta te dice, confía en tu padre, acata dócilmente sus enseñanzas, porque él quiere lo mejor para ti, y lo mejor que él desea para ti, es que cultives los valores y las buenas costumbres que necesita una persona en la vida, para vivirla con dignidad y decoro.
Hija, sé feliz, porque el universo te ha otorgado ese inalienable deber, porque la felicidad es un deber que tienes contigo misma.
Te quiere con toda la profundidad del mar de tu nombre, el poeta.

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