domingo, 2 de octubre de 2011

LA AVENTURA DE LA EXISTENCIA

“Somos parte de un universo,
en evolución,
de cambios constantes
y nuestra existencia
es una aventura.”


En el prodigio de esta maravillosa aventura
la existencia de la especie humana en nuestro planeta
es como un espejismo que tiende a desaparecer
en el árido desierto de la sinrazón humana.
El espíritu de la razón humana (preservar la vida en el planeta)
ahora va en contravía de la vida
de la naturaleza
y de la clarividencia de la poesía.
Un gran poeta y escritor de nuestro tiempo galardonado con el Nobel de literatura que nació en Aracataca, dice: “Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo.”
Esta afirmación por demás dramática y temeraria, no es un delirio ni embeleco del poeta, es la clarividencia de la poesía que presagia días aciagos para nuestra existencia.
La amistad como afecto
es más frágil que el fino cristal del amor
que se quiebra con un grito
y se destruye con el silencio.
Tengo la certidumbre
sin temor a equívoco,
que para preservar la existencia
de la única especie en el planeta
con capacidad de razonar en pro de sí misma
es preciso salvar la amistad
entre los pueblos del mundo
a fin de no abrir más distancias
sino cerrar afectos,
porque el afecto de la amistad universal
como único vínculo entre los pueblos
es el escudo galáctico
que nos protege del nefasto sentimiento de odio
que engendra guerras,
para abrir distancia entre hermanos.

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