Fue un personaje siniestro
que gobernó a la diestra
de una rancia burguesía podrida.
Residente proclive del Palacio de Nariño.
Patriarca apátrida entre todos los parias del universo
como alfil sin albedrío
que en su careta de farsante
se dibuja el cinismo de un Maquiavelo
perverso de condición
y sádico de convicción.
Con su presencia en el Palacio de Nariño
manchó con la sangre de las masacres
el solio de Bolívar.
Su gobierno de paramilitarismo soterrado (AUC)
creador de las “Convivir”, fue el más nefasto del siglo,
el más indigno que haya conocida la historia
de una patria al garete extraviada en los suburbios del
universo
navegando en el océano de la impunidad.
Compró la elección y la reelección
con dádivas y lisonjas
otorgadas a notarios, senadores
e ilustres caballeros andantes
como quijotes famélicos de poder
cuyas fauces llenaban con dineros del erario.
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