viernes, 6 de agosto de 2010

ANSIEDAD DE AMANECER

Esperaba con ansiedad el alba, para verte aparecer
entre los rayos de la flor matutina del sol.
El alba tardaba en llegar.
Yo estaba en una vigilia desesperada
soñando despierto una honda melancolía de angustia,
que me hacía flotar en un espejismo de quimeras
al filo de aquella noche de soledad,
por el delirio de no ver tu rostro rotundo
dibujado en los pétalos de esa flor al amanecer.
La aurora seguía en mora por llegar.
De súbito, en un silente sosiego me quedé dormido.
Cuando desperté, ya era el crepúsculo.
Llegó la noche, y todo era tiniebla.
Entonces, triste por no verte, me embarqué
en el último viaje del buque fantasma
y la rosa náutica de los vientos
arrastró mi barquito de papel
por piélagos lejanos
donde jamás pude ver tu rostro rotundo
dibujado en las luces del amanecer.

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