lunes, 16 de agosto de 2010

OJOS DE ACEITUNA

Para encontrarte me faltó distancia
y me sobró tiempo.
La distancia que me separaba de tus
ojos de aceituna, se dilataba como un caracol en parto.
El tiempo que me sobró, encerrado
en la capsula de un reloj de arena, buscándote,
lo extravié recogiendo cada grano de arena,
pero encontré entonces en la arena de una playa,
unas manos de seda que dibujaban ternura,
la misma que expresaban
tus ojos precisos y terminantes.
El viento arrastraba la distancia, y el tiempo,
era un cascabel que sonaba al ritmo de tus caderas
de guitarra.
La lluvia, intrépida, como un romero,
perfumaba tu cabellera de tiniebla.
La distancia, el tiempo, la lluvia, la arena de la playa,
y todos eso recuerdos efímeros, que no volvieron,
se quedaron ahí, esperando como entonces,
a fin decirte que me faltó distancia y me sobró tiempo,
para ver tus ojos de aceituna que fulguran en tu rostro
cual luciérnagas en la noche constelada.

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