miércoles, 25 de agosto de 2010

LLUVIA

Era un infame verano secando flores de violetas
que tranquilas dormían en el remanso
de un edén.
El turbulento verano, como un huracán,
arrastraba mariposas y libélulas que revoloteaban
en el viento de las días,
marchitó las violetas.
Él caminaba bajo un sol de antiguas nostalgias
en busca de recuerdos que naufragaron
en la barca del olvido,
en una tormenta de adioses, sueños, ilusiones y esperanzas fallidas
que la memoria de los siglos aún recuerda.
Después de la borrasca de adioses, sueños, ilusiones y esperanzas fallidas,
llegó ella, Lluvia, y con su feliz advenimiento,
el verano se tornó en primavera,
las violetas renacieron,
y del naufragio emergieron los recuerdos.
Y el poeta dice que él se quedó ahí,
contemplado el milagro de su nombre,
porque ella se llamaba Lluvia,
que con sus gotas de amor, regó el verano que se volvió primavera.

1 comentario:

  1. Aqui ando amigo...leyendo tus letras. m eagrada mucho estar aqui...placer de haberte conocido!
    Éxitos!

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