martes, 21 de diciembre de 2010

BAJO LOS CRISTALES DEL SILENCIO

En esta temporada gélida
como tus días taciturnos
ahora ausentes del ruido
del tedio y el fastidio,
celebro tu adiós.

Tú hallaste en el camino de la vida,
las esperanzas tardías,
tras los días de tus quimeras fallidas,
sueños inútiles que conmigo no soñaste,
vanas ilusiones que a mi lado tampoco hallaste.

Ahora te espera el futuro promisorio
que siempre anhelaste
al lado de un nuevo idilio.

En este hasta nunca,
ya no cabe ni el perdón ni el rencor,
son poca cosa para tus triunfos,
pues, “entre el deseo y la realidad
hay un punto de intersección:
el amor”.

Cumple tus deseos,
vuelve realidades tus fantasías,
porque bajo los cristales del silencio,
se aprende a amar
sin renunciar a lo que se es.
Como todas las cosas mensurables,
el amor tiene sus límites.

Jamás hay un mañana sin amanecer
ni una tarde sin crepúsculo
llegaste con el alba y te fuiste con el atardecer.

Por el desmesurado amor sin fronteras que te dí,
dejé de ser lo que era, pero aprendí entonces
que ninguna luciérnaga se queda sin luz.

Ahora, tengo un sol y mil de estrellas
que iluminan mis días.

1 comentario:

  1. Por el desmesurado amor sin fronteras que te dí,
    dejé de ser lo que era, pero aprendí entonces
    que ninguna luciérnaga se queda sin luz.

    HERMOSO POEMA...SOBRETODO ESTE TROZO FINAL.

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