sábado, 18 de febrero de 2012

CARTA DE SEPARACIÓN CONYUGAL

Después de pasar una larga temporada en el infierno, donde conocí un amor diferente y otros demonios, contesto tu última carta en la cual me dices que estás fastidiada con las misivas de amor, cargadas de espíritu y no de sexo, que te he enviado desde nuestra separación conyugal, mas yo te digo que para que sepas qué es el amor, ese amor diferente, necesariamente tienes que ir al infierno para que conozcas los demonios que envenenan y vulneran el amor, porque debes aprender que el amor como se concibe en esta sociedad, como lo enseñan en esta sociedad, es el infierno. Tú no sabes nada del amor. Te enseñaron que el amor es sólo sexo y no espíritu. Amor sexual para procrear y cumplir con el deber que dicta una norma absurda de la sociedad impuesta por la Iglesia. Esta sociedad te hizo creer que sólo se ama una vez y, en la juventud. No te enseñaron que el amor no llega sino que se genera solo, cuando menos te lo esperas. Esta sociedad que va en contra vía del instinto natural del ser humano como animal que es, te enseñó que eras la mitad de otro, y que tu vida únicamente tenía sentido si encontrabas la otra mitad, tu alma gemela. No te enseñaron que naciste completa, no te enseñaron que nadie merece cargar a cuestas con la responsabilidad de completar lo que te falta. No te enseñaron que si piensas y actúas así, te anulas y no creces como persona, y que siendo tu sola, individuo, con responsabilidad propia, puedes tener una relación de amor espiritual sana y digna de compartir con otro. Te hicieron creer que el matrimonio era obligatorio, de ahí el fracaso de las parejas y, en consecuencia, la separación. No te enseñaron que las normas que impone esta sociedad no sólo son absurdas, sino contrarias a la naturaleza primigenia del pitecántropo convertido en “hombre” por la sociedad. Tampoco te dijeron que alguien algún día te iba a decir todo esto. Y por suerte adversa para ti, ese alguien he sido yo.
Entonces, cuando entiendas y aceptes que esta sociedad te enseñó una forma equivocada de concebir el amor, que te enseñó a pensar al revés, tal vez comprendas esta carta que te escribo. Y no sólo comprenderás lo que te digo, sino que te darás la oportunidad de amar sin temor, con ese amor-amistad, porque el amor-pareja, es la forma más pobre y mezquina de amar. Ese amor egoísta, posesivo, intolerante, es la causa fundamental de tantas separaciones como la que tú y yo hemos tenido y las que a futuro tendrán nuestros hijos y sus hijos, de no romper ese nefasto paradigma impuesto por una sociedad en decadencia, por una sociedad que no entiende que el amor evoluciona.
Ahora bien, sólo me resta decirte que yo tampoco estuve exento del naufragio de esa barca al garete en el mar del desamor, también fui víctima de esta sociedad, pero de mi fracaso que lo considero un éxito fallido, he aprendido que puedo amar, sin dejar de ser lo que soy y lo que pienso. Igualmente aprendí que el amor llega cuando menos se esperas, porque cuando se desea amar, el amor suele estar esperando sin condiciones, sin prejuicios.
Mi pensamiento te saluda.

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