Con el sexo crispado
como nepente que delira
te asalto dormida
para el sublime rito.
Es la hora del acto
estás lista con tu pubis abierto
cual lirio hirsuto
ávido de lujuria.
Blando mi sable, lo esgrimo,
hace blanco en tu cuerpo
y penetra hasta el fondo
de tu flor aun impoluta.
Un torrente de magma
como semen ardiente
brota del sable
y fecunda tu flor.
En tu vientre gestabas
a un felino asesino
que una noche de espanto
acabó con tu vida.
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