domingo, 23 de enero de 2011

NOCHE MARINA

Una noche me detuve frente al mar.
Las gemas de luces celestes
titilaban con sus chispas de bengala
como vértigo de luciérnaga en fuga.

La luna proyectaba un claroscuro,
como una acuarela con matices
negros y grises que daban la apariencia
de una pintura al óleo de ceniza mojada.

La luna se fue alejando cual recuerdo en olvido
y el sol fue llegando con sus profusas luces.
Yo aun estaba ahí, contemplando la bóveda celeste.
Al amanecer, el mar despertó con el susurro de las nubes.

Fue entonces cuando vi ese azul de cielo proyectado en el mar,
con más matices que el azul de metileno.
Era como una acuarela turquí en arreboles.

El azul fundamental
igual que la intensidad del azul cobalto
formaba otros azules
de tonos policromados diseminados en el cielo.

De repente, como un suspiro,
el violeta rayado de amarillo
se diluyó en el verde, y el rojo,
cambió al azul tornasol.

De esos colores de fantasía
se vistió el vesperal
para tu llegada a mi memoria.
Estuviste en mi pensamiento por un instante prolongado
y yo, silente, esperé de nuevo el regreso de la noche.

Todavía estoy ahí,
frente a mi mar azul, transparente y terso
haciéndote este verso e imaginándote
cual lucero que me mira,
con el brillo de tus ojos de mar, esta noche marina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario