sábado, 5 de diciembre de 2009

EL PEREGRINO

Soy un peregrino del destino
que a veces transito por áridas landas
en busca de un cactus, para mitigar la sed
que produce la jungla de la urbe.
En medio del espejismo,
creo que tú eres ese cactus.
Pero no,
eres la arena de un oasis incierto,
la visión alucinada de una fantasía.
Otras veces camino por senderos floridos
tapizados de tulipanes heridos
como heridas están mis manos
por arrancar las espinas de tus rosas,
porque en tu mentira hallé mi verdad.
Soy un peregrino del destino,
errante cual jamás
que te buscó en el alba,
pero estabas escondida en una grieta de tiniebla,
para negarme tu luz.
Soy un peregrino que el albedrío marcó mis días
con el estigma de la aventura
para encontrar en la nostalgia la felicidad,
para mojar mis manos con la sangre de mi amor
y permitirme así
caminar por derroteros de libertad.
Te busqué por todos esos rincones,
pero buscándote me encontré.
No buscaba tu cuerpo
ni tus labios
ni tus encantos de voluptuosa mujer hermosa.
Sólo buscaba el fulgor de tus ojos,
para que alumbrara
el camino de mi ser peregrino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario