lunes, 7 de diciembre de 2009

FRENTE AL ESPEJO

Hoy estoy triste
me he dado el permiso
porque tengo el inalienable derecho
de otorgarme un minuto para estar triste,
y sesenta segundos para reflexionar por qué,
por que no siempre se lleva la felicidad.
Por la mañana,
cuando dejé el tálamo de mi soledad,
me detuve frente al espejo y vi mi rostro cetrino.
Le dije a mi cara barbada y taciturna,
muchos días estuviste alegre
compañera de siempre,
amiga de mis triunfos fallidos,
cómplice de mis derrotas tardías,
camarada de mis quimeras en naufragio.
Otra mañana volveré a verte afeitada y feliz.
Entonces,
después de decirme a mi mismo eso,
hube de entender frente al cristal plateado,
viendo mi rostro,
que por un instante de alegría
hay miles de tristeza,
sin embargo,
volveré a sonreír, y recomenzaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario