viernes, 17 de julio de 2009

MUERTE Y RESURRECCIÓN POR UN AMOR EN FUGA

Una tarde,
en un crepúsculo de profusas luces me sorprendió el amor

Me volví poeta como cualquier mortal,
y una mañana gélida
en un invierno de nostalgias, el amor se fue

Morí de muerte existencial / de terribles estertores / de angustias ácidas /
puntillosas /
{igual que todas las agujas del infierno}

Ya ella no estaba en el crepúsculo de abundante luz
sino en la mañana de hielo / de fríos cristales / de estalactitas glaciales,
congelando mi alma /

Mas yo, con la respiración aguda / penetrante /
{como la raíz de un árbol incrustada en el núcleo de la tierra}
sentía una decantación / una especie de agotamiento físico y vertiginoso
que giraba igual que un molino en los extremos de mis órganos vitales /

La visión era vidriosa como un orgasmo
pero el pensamiento era aún más oblicuo que mi razón
parecía una brújula buscando un punto cardinal en el vació
donde estaba el amor que se fue,
era un vértigo implacable como un huracán en furia que me mató
mas resucité en medio de otros poetas muertos

Por eso estoy aquí
ante la luna de este espejo de agua
naufragando igual que otro mortal más
en el océano del delirio / de la melancolía /
por la que un día
cumplió con la misión del rayo:
rasgó por un instante el celofán del placer que me brindó
y desapareció por siempre en las tinieblas del dolor
que su fuga me causó.



PABLO TORNERO Santa Marta, 26, 09, 2007.

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