jueves, 16 de julio de 2009

REFLEXIONES EN EL UMBRAL DEL ALBA

Por las mañana
cuando despierto,
me pregunto
si más que con las leyes
divinas o humanas,
estoy cumpliendo con mis principios,
si estoy haciendo lo que pienso
y pensando lo que digo.

Me pregunto
si valió la pena
contribuir también en el trajo de parto
y hacer el esfuerzo de nacer
para reparar con humildad
las cosas incorrectas que he hecho
por el equívoco irreparable de haber nacido humano.

Me pregunto
en cada aurora
si las alas que la vida me regaló
las tengo para volar muy alto
o si las llevo como ornamento, y presumir de Ícaro.

Me pregunto
igualmente en los crepúsculos
si alguien superior a mí, tal vez Dios,
me ha otorgado el mandato absurdo
de mirar a los demás por debajo de mis ojos
en cambio de apoyar a otros con mis manos
para que se levanten airosos de sus derrotas.

Me pregunto y te pregunto
por qué mientras se espera vivir,
dejamos que la vida pase
sin siquiera nosotros pasar por ella
y dejar una huella.

Me pregunto esto,
porque estoy aprendiendo a preguntarme
para entenderme,
y dejar entonces el estigma de mi pensamiento.

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